"¡Esa mujer era
una santa, se debe haber ido derechito al cielo!", decían todos en el
pueblo, cuando murió doña Margarita. Ella era muy reconocida por sus obras de
caridad. Siempre estaba visitando asilos, orfanatorios, hospitales y
poblaciones pobres. Hasta en sus últimos momentos se mantuvo activa y todos
admiraban su disposición. Margarita era una mujer muy religiosa, otorgaba
muchos donativos a la iglesia del pueblo y era muy amiga del párroco. Por todo
esto, la opinión general era que doña Margarita se había ganado el cielo por su
buen corazón y religiosidad.
En otra parte del
mundo, falleció otra mujer, que al igual que la anterior, se había "ganado
el cielo", según el parecer de quienes la conocieron. Sofía se merecía el
cielo, porque había sido una mujer que había sufrido mucho durante toda su
vida. Había sido huérfana, había sufrido maltratos, había vivido en la calle,
de la cual la había rescatado un hombre pero él también la maltrataba. Tuvo
siete hijos los cuales le dieron problemas todo el tiempo, en fin, la vida de
aquella pobre mujer, había sido una constante tragedia. Según la opinión
popular: "había sido una mártir, pero ahora estaba en el cielo por fin,
descansando de sus sufrimientos, al lado de Papá Dios"...
Y así, hay muchos casos
de personas que según el criterio de muchos, se han "ganado el cielo"
por sus buenas obras o porque sufrieron mucho en su vida o porque eran muy
religiosas...pero, ¿quiénes somos los seres humanos, para pensar que tenemos la
facultad de opinar sobre algo tan serio y de tanta trascendencia, cuya
juridicción pertenece solo al Creador?
El problema radica en
el desconocimiento de lo que Dios dice al respecto y en la influencia de las
religiones y doctrinas humanas.
Conocer la Palabra de
Dios marca la gran diferencia entre la verdad y la mentira. La Biblia nos abre
los ojos, nos revela la mente de Dios. Dios dice en Su Palabra que hay un solo
camino para llegar a El y es nuestro Señor Jesucristo. "Yo soy el camino,
y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí", dice Juan
14:6. Solo por medio de Jesús podemos llegar al cielo.
Ningún ser humano se
merece el cielo, nadie es suficientemente bueno delante de Dios como para eso.
"Por cuanto todos pecaron, y están destituídos de la gloria de Dios,
siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es
en Cristo Jesús" Romanos 3:23-24.
Sin Jesucristo, las
puertas de los cielos están cerradas para doña Margarita, doña Sofía y quien
quiera que crea que por sus buenas obras o su sufrimiento, tiene garantizada la
entrada al cielo. Igualmente están cerradas para aquellas personas que profesan
una religión, ninguna religión lleva al cielo. Al cielo se llega gracias a Dios
mismo, quien envió a Su Hijo para redención de todo aquel que cree en él.
"Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros
pues es don de Dios; no por obras para que nadie se gloríe" Efesios 2:8-9.
El que cree que por sus
buenas obras se puede ganar el cielo, desprecia el sacrificio de Cristo. ¿Para
qué habría de sacrificarse Jesús por nosotros si de todos modos podíamos
ganarnos el cielo, haciendo buenas obras?
Amigo(a), ¿tienes tu
pasaporte en regla para viajar al cielo el día que el Señor lo indique? ¿Tienes
la certeza de que ese es tu destino final?
El hombre siempre se ha
interesado por saber qué hay después de esta vida, pero muchos reciben
información equivocada. El único pasaporte que sirve para viajar al cielo, es
el que tiene el sello de Cristo. Este sello es absolutamente gratis y se
consigue con un único y sencillo trámite: recibiendo a Cristo como nuestro
Señor y Salvador personal y entregándole nuestra vida. Si ya lo has hecho, tu
pasaporte está sellado y está vigente mientras permanezcas en El. Si aun no lo
haces, no demores, mañana podría ser demasiado tarde.
"Porque por gracia
sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es donde Dios; no
por obras, para que nadie se gloríe"
Efesios 2:8-9
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