martes, 8 de enero de 2013

Solo una copita


Todas las adicciones comienzan con "solo una"...solo una copita, solo una fumadita, solo una pastillita, solo una probadita...
El alcohol etílico es el ingrediente básico de las bebidas embriagantes y también una de las drogas más populares en el mundo entero. El alcohol para algunos es un desinhibidor, un estimulante, un tranquilizante, etc. Cuando el alcohol empieza a surtir efecto en el cerebro, una persona hace o dice cosas que no sería capaz de hacer o decir en su estado normal. El alcohol puede cambiar  a una persona en unos momentos y nunca la guía hacia lo correcto.
El alcoholismo es una de las principales causas de la desintegración de la familia. El alcohol es la causa de miles de accidentes donde ha muerto gente inocente. También es la causa de peleas, crímenes y toda clase de bajas pasiones. ¡Solo una copita!...no tiene nada de malo, dicen algunos, por una copita han empezado todos los borrachos.
El uso prolongado del alcohol daña los nervios y el hígado, también puede producir trastornos mentales, pancreatitis y anorexia. Los efectos visibles inmediatos en una persona que ingiere alcohol, son falta de coordinación psicomotora, actitud agresiva y desinhibición. Físicamente provoca la inflamación de la capa interior del estómago, lo que degenera en gastritis. El alcohol también tiene efectos depresivos. En casos avanzados, provoca cirrosis, la cual es mortal y trastornos mentales graves, como el delirium tremens, donde el individuo ve visiones y escucha voces.
El alcoholismo es un estado de dependencia del alcohol. La causa por la que tantas personas caen en esta adicción, son generalmente estados emocionales negativos, como ansiedad, depresión, inseguridad, etc. La presencia de un alcohólico dentro del núcleo familiar, provoca un estado de tensión constante, entre los que se mezclan la vergüenza, el rechazo y el temor, de parte de los demás miembros de la familia.
El alcoholismo produce un cambio progresivo de la personalidad. Afecta la memoria, la cordura, el aspecto, provoca temblor en las manos y avitaminosis, (falta de vitaminas). El alcohol tiene muchas calorías, pero no tiene valor nutritivo.
¿Qué dice la Biblia acerca del alcohol?
La Palabra de Dios advierte: "No estés con los bebedores de vino, Ni con los comedores de carne. No mires el vino cuando rojea, cuando resplandece su color en la copa porque entra suavemente, más al fin como serpiente morderá" (Proverbios 23:30-31)
"El vino es escarnecedor, la sidra alborotadora y cualquiera que por ellos yerra, no es sabio" (Proverbios 20:1)
"No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu" (Efesios 5:18)
En el libro de Proverbios (23:29-35) está escrito el drama del alcohólico.
¿Cómo es un alcohólico para Dios?
"El que es dado al vino es traicionero, hombre soberbio, que no permanecerá..." (Habacuc 2:5)
¿Qué les espera a los alcohólicos según la Palabra de Dios?
"¡Ay de los que se levantan de mañana para seguir la embriaguez; que están hasta la noche, hasta que el vino les enciende! (Isaías 5:11) Y el Antiguo Testamento es confirmado en el Nuevo: "...Ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios" (1 Corintios 6:10).
Aunque en estos tiempos se disfraza el alcoholismo como una enfermedad, aunque en realidad todo lo que sea pecado se "suaviza" y la justicia de Dios se tergiversa, Su Palabra dice claramente que a los borrachos les espera el infierno.
En todas las épocas los efectos y consecuencias del alcohol son los mismos. El vino era popular en los tiempos bíblicos y se conocían los resultados de su consumo excesivo. Algunos defensores del alcohol, alegan que Jesús también bebía vino. El hecho, sujeto al criterio del hombre, es muy distinto cuando se ve a la luz del criterio de Dios. El hombre no reconoce sus debilidades. Un hombre que no ha permitido la dirección de Dios en su vida, va a ser presa de sus debilidades. En estos tiempos, tenemos a nuestro alcance muchísimas opciones en cuanto a bebidas no alcohólicas, de todos colores y sabores, no así, en los tiempos bíblicos, donde el vino era la única bebida, aparte del agua sola. ¡Solo una copita!... ¡Cuando yo quiero, dejo de tomar!...dice el alcohólico y eso mismo sigue diciendo, cuando ya está tirado en el suelo.
Dios está en contra del alcoholismo, pero ama al alcohólico y lo quiere liberar de la esclavitud del alcohol. El ofrece el perdón y la ayuda eficaz para quienes deseen ser liberados de su adicción. Para El no hay imposibles, Dios ha cambiado la vida de muchos adictos y ha restaurado muchos hogares. Cualquiera que quiera dejar su vicio, solo tiene que entregarle su vida a Cristo y dejar que El tome el control, entonces verá ese cambio maravilloso.
En cuanto a los cristianos, no nos confiemos, ¡no lleves alcohol al templo hermano! Tu cuerpo es el templo del Espíritu Santo. Preferible no probar una gota de alcohol, no confiemos en nuestras propias fuerzas, el que piense que está firme, mire que no caiga, el diablo anda como león rugiente, buscando a quien devorar...En fin, la Palabra nos da muchas razones para evitarlo.

"Todas las cosas me son lícitas, mas no todas convienen, todas las cosas me son lícitas, mas yo no me dejaré dominar por ninguna"  1 Corintios 6:12

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