Diálogo entre un
creyente y un ateo
Raúl y José, compañeros
de trabajo, conversaban en el comedor de la empresa donde trabajaban, a la hora
del "lunch":
- Yo no creo en Dios y
nadie me hará creer- dijo Raúl- pierdes tu tiempo tratando de convencerme
de lo contrario, José, ¡no creo en lo
que no puedo ver!
- Dime una cosa Raúl,
¿conoces Paris?
- No, pero ¿por qué lo
preguntas?, ¿qué tiene que ver con esto que estamos hablando?
- Bueno, no conoces
Paris, nunca has estado allí...Nunca has visto Paris... ¡Entonces Paris no
existe!
- No digas tonterías
José. No conozco Paris, pero hay mucha gente que sí lo conoce y muchas
evidencias de que existe.
- Bueno, también hay
muchas evidencias de que Dios existe. Mira, en este libro, la Biblia, hay
tantas evidencias que hasta un ateo como tú, no puede negarlas, cuando las
descubre.
- Si no creo en Dios,
menos creo en la Biblia. Es un libro escrito por hombres.
- Es verdad, fue
escrita por hombres elegidos por Dios, su autor intelectual. La Biblia es un
libro sobrenatural Raúl, no es producto de la mente humana. Es el medio que usó
Dios para revelarse al ser humano. Es Su legado a la humanidad. ¡Es la autobiografía
de Dios!, ¿cómo ves? Es el pedestal de la fe cristiana, en donde nos apoyamos
para afirmar que Dios existe.
- Mira José, a mí un
libro no me va a convencer. Yo necesito ver para creer.
- Bien, tienes solo dos
opciones: creer o no creer. Eres libre de elegir. Pero, ¿quieres ver para
creer?
- Por supuesto.
- Te voy a poner un
ejemplo sencillo: si yo voy a esa puerta de enfrente, la puerta de la cocina,
entro y cierro la puerta tras de mí...ya no me podrás ver, ¿no es así?
- Pues no.
- ¿Qué tendrías que
hacer para verme?
- Pues abrir la
puerta...
- Así es...para ver a
Dios también necesitas abrir una puerta: la de tu corazón. Así de
sencillo...aunque de tanto tiempo que la tienes cerrada ya ha de estar toda
oxidada amigo...pero no importa. La Biblia es la llave que ajusta perfectamente
a esa puerta.
- Todo lo que me dices
es muy difícil de entender.
- La Biblia también es
una llave para abrir el entendimiento.
- ¡Vaya, parece que es
una llave maestra, de esas que sirven para todo!
- Así es, abarca todas
las áreas del ser humano.... ¿Por qué no pruebas?... ¡Atrévete a descubrir las
evidencias de la existencia de Dios en este libro!
- Está bien, solo para
comprobarte que no hay nada aquí más que palabras, lo empezaré a leer esta
noche...total, ¿qué puedo perder?
- Mmmm...pues sí que
perderás algo...
- ¡Cómo! ¿Qué voy a
perder?
- Tu incredulidad...y
eso es lo único que cuando lo pierdes, ganas.
Pasaron algunas semanas
y Raúl se había metido de lleno a la investigación de las Escrituras. Cuando
tenía alguna duda consultaba con Raúl, inclusive aceptó la invitación a la
iglesia donde éste se congregaba. Al mes, Raúl recibió a Cristo como su
Salvador.
Desde Martín Lutero, la
Biblia ha sido la llave maestra que ha abierto los ojos, el corazón y el
entendimiento a la verdad de Dios. Tengámosla siempre a mano.
"Así será mi
Palabra que sale de mi boca; no volverá vacía, sino hará lo que yo quiero, y
será prosperada en aquello para lo que la envié" Isaías 55:11
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