miércoles, 6 de abril de 2016

AL FIN QUE NADIE NOS VE



“Dios habrá de juzgar toda obra, buena o mala, junto con toda acción encubierta.” Eclesiastés 12:14

“Vayamos a prender estos cohetes, al fin que nadie nos ve”, dijo Miguel a su amiguito. Su padre le tenía prohibido jugar con fuegos artificiales, pero él los había comprado a escondidas, así que aprovechando que en ese momento no estaba y su madre estaba planchando arriba en la recámara, el pequeño instó a su amigo a ir al lote baldío detrás de su casa, para hacer lo prohibido. Salieron al patio y sigilosamente pusieron unas cajas de madera a modo de escalones, para llegar a lo alto de la barda y saltar hacia el otro lado, al lote baldío. Después entrarían por la puerta de la casa, diciendo que estaban “afuerita” y se les había cerrado la puerta. Lo tenían todo planeado y sonrieron prematuramente jactándose por burlar las órdenes del padre y lograr engañar a la madre.
Ya en el descampado, se prepararon para cometer su travesura. Miguel llevaba los cohetes en los bolsillos, su amigo llevaba cerillos y un encendedor. El primer cohete salió disparado por sobre una casa, el siguiente explotó en el suelo y solo hizo ruido. Pero el tercero… Miguel no se dio cuenta qué pasó, lo único que recuerda y que no olvidará durante toda su vida es aquel dolor terrible en sus manos. La travesura había terminado trágicamente y con sus respectivas consecuencias: Miguel ya jamás podría tener una movilidad normal en sus manos y jamás podría borrar esas horribles cicatrices.

Muchas veces de niños hicimos algo a escondidas de nuestros padres, algo que nos habían prohibido, así que no podíamos hacerlo enfrente de ellos, porque sabíamos que nos regañarían. Y también muchas veces nos fue peor, por ejemplo, cuando al tratar de alcanzar la caja galletas en la parte de arriba del estante, se cayó la silla donde nos habíamos encaramado y nosotros con ella, dándonos un buen golpe. Y aparte del regaño recibimos la consabida frase: “¿Ves?, ¡por desobedecer mira lo que te pasó! La desobediencia siempre traerá consecuencias. La desobediencia fue el primer pecado cometido por el hombre y le trajo consecuencias a la humanidad entera.
Quizá algunas veces, de niño, burlaste la vigilancia de tus padres y te saliste con la tuya. Quizá de adulto hayas alguna vez burlado la confianza que alguien ha puesto en ti y le hayas traicionado. Quizá alguna vez te hayan dado cambio de más en el supermercado y no dijiste nada, porque la cajera no se percató. Y así podríamos citar muchos ejemplos que son actos que desde niños nos acostumbramos a hacer, pensando que nadie se dio cuenta, que nadie nos vio.
¿Por qué olvidamos lo más muy importante?: Justamente Aquel que nos va a juzgar al final de nuestro camino es quien TODO LO VE. De niños nunca nos hubiéramos atrevido a hacer lo prohibido delante de nuestros padres, no podíamos permitir que nos vieran, porque no nos escaparíamos del castigo. ¿Por qué no tomamos en cuenta eso ahora, si sabemos que Dios tiene conocimiento de todo lo que hacemos y si obramos mal, Él nos disciplinará? ¿Necesitamos verlo físicamente para creer que nos está viendo? Eso sería falta de fe, decimos que creemos en quien no vemos y no lo vemos porque Él es espíritu (Juan 4:24a)
Dios es omnisciente, es decir que todo lo sabe y su omnisciencia debería ser motivo suficiente para pensarlo dos veces antes de hacer algo indebido. Así que cada vez que sintamos que estamos a punto de ceder a alguna tentación o hacer alguna diablura desagradable a los ojos de Dios, no pensemos: “al fin que nadie me ve” porque no es así. Dios nos ve de mañana, tarde y noche, en todo momento y porque nos ama, nos disciplinará si obramos mal: “porque el Señor disciplina al que ama, y azota a todo el que recibe como hijo.” (Hebreos 12:6 RVC)
Nada escapa a los ojos del Señor, así que si hay algo vergonzoso en tu vida que nadie sabe, arrepiéntete, porque ¡Dios sí lo sabe!
Angélica García Sch.



No hay comentarios:

Publicar un comentario