¿O ignoráis que vuestro
cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis
de Dios, y que no sois vuestros? 1
Corintios 6:19
Cuando
se es joven y saludable, se piensa que así va a ser toda la vida. Pero el
cuerpo se desgasta a través de los años y es muy importante como lo trates hoy,
porque así es como te responderá el día de mañana. Dios hizo una maquinaria
perfecta llamada hombre y así como una máquina debe recibir ciertos cuidados
para funcionar bien, así mismo el hombre. Tú sabes, por ejemplo, que si echas
azúcar al conducto de la gasolina, el motor de un automóvil se averiará, porque
no está hecho para recibir azúcar, sino gasolina. Igualmente ocurre con el
cuerpo humano. Tus pulmones están hechos para recibir oxígeno, no humo de
cigarro. Tu hígado está hecho para depurar tu organismo de toxinas, no para
recibir alcohol. Tu cerebro, está hecho para aprender, pensar, crear, no para
recibir drogas que lo destruyen. Así, cada parte de tu organismo, tiene una
función específica y de acuerdo a esto es como debes tratarla, de lo contrario,
tarde o temprano, la naturaleza cobrará su precio. Por eso, nada más sensato
que seguir las instrucciones del fabricante, para que la máquina responda bien.
Al
dejar la niñez y entrar en la pubertad, muchos creen que fumar o ingerir
alcohol, los va a hacer más grandes, pero lo que hacen es iniciarse en el mundo
de las adicciones, con sus respectivas consecuencias. Fumar o tomar no es señal
de madurez. La responsabilidad y el autocontrol es lo que te va a mostrar como
una persona madura. Fumar y tomar es una acción irresponsable con tu propio
cuerpo.
Sigue
las reglas del fabricante y respeta las leyes naturales dictadas por El.
Recuerda que tu cuerpo es templo del Espíritu Santo. Cuida ese templo,
aliméntalo sanamente, haz ejercicio, practica algún deporte, mantenlo limpio
por fuera y por dentro, aléjate del tabaco, el alcohol y las drogas, tu salud y
tu vida misma, dependen de eso.
No os engañéis; Dios no puede ser burlado:
pues todo lo que el hombre sembrare, eso
también segará. Gálatas 6:7
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