lunes, 7 de enero de 2013

Baño espiritual




"Purifícame con hisopo, y seré limpio; lávame y seré más blanco que la nieve. Hazme oír gozo y alegría, y se recrearán los huesos que has abatido"           Salmos 51:7-8


Todos (o casi todos) nos preocupamos por el baño diario de nuestro cuerpo, el día que no nos podemos bañar, porque se nos hizo tarde o no hubo agua, sentimos como si nos faltara algo. Pero, ¿ocurre lo mismo con nuestro espíritu?, ¿sentimos la misma necesidad de un baño espiritual?
El tiempo que dedicamos a estar a solas y en plena comunión con Dios, es como un baño espiritual, en donde el Señor nos enjabona el alma, nos sumerge en burbujas perfumadas de paz, amor y gozo, para después enjuagarnos con su agua fresca de vida y finalmente secarnos con el calor de su amor. Si recibimos este baño diariamente, estaremos relucientes de espíritu.
El tiempo devocional debe ser un tiempo apartado para el Señor, para nuestra vida espiritual en el cual nos dedicaremos a la lectura de Su Palabra, la alabanza, la adoración y la oración. Dios nos habla a través de la Biblia, nos enseña, nos exhorta, nos alienta, nos advierte, etc. Nosotros hablamos a Dios, a través de la oración, le expresamos nuestra gratitud y le hacemos partícipe de nuestras necesidades. Estos dos elementos son básicos en nuestro tiempo devocional y claves en nuestra comunicación con Dios, para la que no necesitamos más intermediario que nuestro Señor Jesucristo.
La manera más eficaz de leer la Palabra de Dios, es hacerlo en forma ordenada, es decir, comenzar un libro y dedicarnos a él, día a día hasta terminarlo. No debemos andar dando "mordiditas" por aquí y por allá. También debemos pedir iluminación para comprender lo que leemos, el es el único que nos puede dar el discernimiento que necesitamos para captar las enseñanzas de Su Palabra. Meditar en la lectura nos ayudará a conocer más y más a nuestro Padre Celestial.
Pensar en cómo aplicar lo leído a nuestro caminar diario, es poner en práctica la Palabra de Dios en nuestra vida. Al leer la Biblia debemos buscar descubrir: un mandamiento que obedecer, una promesa que reclamar, un pecado que evitar, una exhortación para aplicar, un ejemplo para seguir...Es conveniente ir anotando y dejar plasmados esos momentos de comunión con Dios.
Tener un tiempo devocional es una cita de amor diaria con quien más nos ama. El merece que le dediquemos parte del tiempo que El mismo nos regala y que a veces malgastamos en cosas tan inútiles y hasta desagradables delante de El. Cuántas veces hemos "regateado" el tiempo que pasamos con El, le damos las sobras de lo que llamamos "nuestro tiempo", siendo que el dueño del tiempo y de la vida misma es El. A veces ni siquiera queremos asistir a Su casa los domingos, sin pensar en la tristeza que ha de sentir un Padre a quien sus hijos no quieren visitar.
Reconozcamos que necesitamos esos momentos a solas con El. Clamemos por un baño espiritual diario, con el cual nos sentiremos frescos y renovados, para enfrentarnos a los afanes diarios de la vida.

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