"Mirad,
pues, con diligencia cómo andeis, no como necios sino como sabios, aprovechando
bien el tiempo, porque los días son malos" Efesios 5:15-16
Parece que los días
están cada vez más cortos, que el tiempo se pasa volando. ¿Será la vida tan
agitada de estos últimos años, lo que nos hace pensar así? Con el aumento de
los adelantos tecnológicos, han aumentado las actividades también, por ejemplo,
¿cuánto tiempo pasamos frente a la computadora? Nuestro empleo del tiempo ha
ido cambiando. Hay muchas cosas que antes no hacíamos porque simplemente no
existía modo de hacerlas.
Pero por muy rápido que
se nos vaya el tiempo, siempre deja una huella, una experiencia, un recuerdo.
Parece que todo pertenece al pasado, el presente es un suspiro. Cuando lees
estas líneas, los reglones ya leídos pertenecen al pasado. Es tan poco el
tiempo que en realidad tenemos en nuestras manos, solo el presente, el ahora.
Nada podemos hacer por el ayer, que ya pasó y no sabemos que nos depara el
futuro.
Dios, el proveedor de
la vida, te entregó tu ración de tiempo al nacer, ¿qué has hecho con ella hasta
el momento? Hay mucha gente en el mundo, que piensa que está haciendo lo
correcto con su vida. Por ejemplo, un hombre de negocios, piensa que no hay
mejor manera de aprovechar su vida, que haciendo dinero. Un político piensa que
la mejor manera de usar su tiempo, es ganando adeptos, etc. Pero, a los ojos de
Dios, ¿qué es hacer lo correcto?
Isaías 55:8 dice:
"Porque mis pensamientos nos son vuestros pensamientos, ni vuestros
caminos mis caminos, dijo Jehová". Los del mundo, administran sus vidas en
base a lo que el mundo les ofrece, que es lo material. Pero para Dios, eso no
tiene valor. A Dios no le interesa cuántos negocios hizo aquel hombre en su
vida, ni cuántos adeptos ganó aquel político. Todo eso se esfumará.
Los que no somos del
mundo, los que pertenecemos a Dios, debemos administrar nuestra vida, en base a
lo que Dios nos enseña en Su Palabra. En ella aprendemos los verdaderos valores
y a establecer prioridades, de acuerdo a lo que Dios piensa.
Cuando somos jóvenes
pensamos que el mundo es nuestro y podemos hacer lo que queremos y vivir
despreocupadamente. ¡Cuántas imprudencias y equivocaciones cometemos! Pero lo
importante es saber aprovechar las lecciones que emanan de estos errores. Una
persona que no reconoce sus errores, se niega a sí mismo el provecho de la
experiencia y esto es un obstáculo para su madurez.
En la vida, nunca se
deja de aprender. Nunca hay que estancarse. Siempre estaremos aprendiendo de
otros. Pero la mejor fuente de aprendizaje para nosotros es la Biblia, donde
encontramos la mayor sabiduría del universo: la sabiduría de Dios. Es la mejor
guía para aprender a tomar decisiones correctas en la vida.
La vida va dejando
huellas. Cuida que esas huellas no sean de amargura. La vida deja experiencias,
aprovéchalas para crecer interiormente. La vida deja recuerdos, disfruta los
buenos, olvida los malos. Ama tu vida, no la desaproveches, porque es una sola.
Lo que no hiciste de joven, ya no podrás hacerlo de viejo. ¡Sácale jugo a tu
vida! ¡Mira siempre adelante! ¡Esfuérzate y sé valiente!
"...Porque ¿qué es
vuestra vida? Ciertamente es neblina que se esparce por un poco tiempo y luego
se desvanece" Santiago 4:14

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