El único pasaporte que sirve para viajar hacia la eternidad es el que tiene el sello de Cristo y se consigue con un único y sencillo trámite: recibiendo a Cristo como nuestro Señor y Salvador personal.
Te invito a leer mis reflexiones, historias, cuentos, artículos, etc. para todas las edades, basados en principios cristianos.
miércoles, 6 de febrero de 2013
Imposible negarlo
A todos nos maravilla
el cambio que hizo el Señor en la vida de Pablo. El poder de Dios se vio
manifestado de manera grandiosa con Saulo de Tarso. El incrédulo, el asesino de
cristianos, el soberbio y sanguinario Saulo, tuvo un encuentro con el mismo
Jesús que él atacaba, quedando impactado profundamente. Ya nunca más volvería a
ser lo que había sido.Pablo se rindió ante el
Señor Jesús, después de haber dedicado su vida a negarlo y a destruir a quienes
creían en él y continuaban su obra. Dios transformó su corazón de piedra, en un
corazón de carne. Lo mismo puede hacer Dios en el corazón de cualquier ser
humano.Hubo otro hombre, Lewis
Wallace, general y escritor estadounidense, nacido siglos después, en el año
1827, quien era incrédulo e indiferente en materia religiosa. Wallace dedicó
dos años de su vida a una investigación concienzuda acerca de la persona de
Jesús de Nazaret. Esto, provocado por un conocido ateo de su tiempo, Robert
Ingersoll, quien negaba públicamente la existencia de Jesús. Un día, los dos se encontraron y el ateo le
propuso escribir un libro en donde presentara pruebas al mundo de que Jesús
jamás existió y nunca hubo tal Hijo de Dios.Wallace empezó a buscar
material para escribir el libro. Consultó antiguos manuscritos y acudió a
fuentes originales del período histórico en el que Jesús había vivido.
Escudriñó cada sitio por donde se decía que había pasado Jesús. Estaba decidido
a llevar al papel, con pruebas feacientes, todo lo que Ingersoll declaraba
públicamente. Pero, después de leer e informarse y sacar conclusiones, le fue imposible
continuar en su actitud de incredulidad. Tenía tantas evidencias ante sus ojos,
que era imposible negarlo: Jesús era quien dijo ser, el Hijo de Dios y Salvador
de la humanidad. Al conocer a fondo la vida de Jesús se dio cuenta de que
nadie, sino el verdadero Hijo de Dios, pudo haber hecho lo que él hizo y haber
sido como él fue. Tal perfección, tal excelencia, tal sabiduría, tal bondad, no
podían haber venido de un hombre común. El arrepentimiento inundó su corazón y
cayó de rodillas, reconociendo su condición de pecador y pidiendo perdón. Aquel
a quien había estado dispuesto a destruir y a exhibir como un fraude ante el
mundo entero ¡había sido quien había dado su vida por él! Jesús no era un
personaje de leyenda, era una realidad y una respuesta a las necesidades de su
propia vida.El escritor ya no
escribió el libro que pensaba publicar, pero en su lugar escribió otro, lo cual
hizo declarando: "Como resultado de mis investigaciones y años de estudio,
yo me convencí de que Jesucristo no solo es el Salvador del mundo, sino que
también es mi Salvador personal y como testimonio, escribo este libro:
"Ben Hur, una historia de los tiempos de Cristo".La novela trata de un
príncipe judío llamado Judah BenóHur, quien después de pasar varios años
encerrado en una galera, injustamente, regresa a Jerusalén dispuesto a
vengarse. Pero, algo había ocurrido en su corazón: cuando estaba en calidad de
reo, había tenido un encuentro muy especial, algo que empezó a transformar su
vida. Había tenido un encuentro con Jesús. Se convirtió al cristianismo y
estuvo presente en la crucificción de Jesús, lo cual afirmó su fe y hasta tuvo
la oportunidad de ver uno de sus milagros con sus propios ojos.La historia del general
y escritor Lew Wallace, autor de la famosa obra Ben Hur, que la mayoría hemos
visto también en la pantalla, nos muestra cuan fácil es equivocarse al basar
nuestras creencias en opiniones y comentarios ajenos, en lugar de hacerlo sobre
hechos y evidencias. Jesús dijo: "Escudriñad las Escrituras; porque a
vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan
testimonio de mí" (Juan 5:39) La Biblia es testimonio fiel de la
existencia y obra de Jesús en la tierra. Jesús le habló a Pablo y aunque nunca
se conocieron, la vida de Pablo fue transformada. Dios nos habla a través de la
Biblia y nuestras vidas también pueden ser
transformadas porque en Su Palabra hay poder.
No hay comentarios:
Publicar un comentario