Toda
carne es como hierba, y toda la gloria del hombre como flor de la hierba. La
hierba se seca, y la flor se cae; mas la Palabra del Señor permanece para
siempre"
1 Pedro
1:25
En muchos hogares acostumbran poner una Biblia en un atril, en un
mueble, en medio de la sala, quizá como para demostrar a los visitantes que la
familia que allí vive, es creyente o quizá para que los moradores de la casa,
recuerden al pasar por allí que son creyentes o quizá simplemente la ponen para
adornar ese espacio de la casa... La
Biblia no es un objeto ornamental, no es para adornar la sala de nuestra casa,
es para adornar nuestra alma y nutrir nuestro espíritu.
Cuando recibimos a Cristo, se nos dice
que tenemos que empezar a leer la Biblia y esto se nos dificulta porque no
entendemos muchas cosas de ella, pero es necesario, aunque al principio no
entendamos. Nos ayuda a acercarnos a Dios, a conocerlo, a aumentar nuestra fe:
"Así que la fe es por el oír, y el oír, por la Palabra de Dios (Romanos
10:17). El Espíritu Santo que ha entrado en nosotros es quien nos ayudará a
entender la Biblia, será nuestro Maestro, porque la Biblia no se debe tratar de
entender intelectualmente, sino espiritualmente. Mientras más crezcamos
espiritualmente, mejor la entenderemos.
Un niño de seis años empieza sus
estudios de primaria en una escuela primaria, no empieza en la universidad.
Cuando ya es grande, ha madurado y ha adquirido los conocimientos necesarios de
primaria, secundaria y preparatoria es cuando ya está preparado para entrar a
la universidad. Cuando empezamos en el camino del Señor, recibimos la leche espiritual,
damos los primeros pasos en el conocimiento de Dios "Desead, como niños
recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis
para salvación" (1 Pedro 2:2) Mientras más leamos su Palabra, más lo
conoceremos y llegaremos a madurar espiritualmente.
La Biblia es un regalo de Dios para la
humanidad, sin conocerla no podemos conocer a Dios ni saber qué quiere de
nosotros, ni qué nos quiere dar. Es nuestro manual de vida, nuestro libro de
consulta, nuestra guía de conducta, nuestro alimento espiritual. La Biblia es
producto de la inspiración de Dios, de la mente perfecta de Dios. Es cierto que
fue escrita físicamente por hombres y éste es un argumento muy socorrido por no
creyentes y aun por quienes dicen creer en Dios. Pero creer en Dios también
implica creerle a Dios y creerle a Dios, significa creer en Su Palabra:
"Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para
redargüir, para corregir, para instruir en justicia" (2 Timoteo 3:16).
Los hombres que escribieron la Biblia, no lo
hicieron por cuenta propia, todo lo que escribieron fue inspirado por Dios.
Ellos solo fueron los secretarios de Dios, El dictó las palabras ahí escritas.
Hay muchas evidencias de que solo un Ser Superior pudo haber dictado esas
palabras, ya que allí se encuentran conocimientos que el hombre no tenía en las
épocas en que fue escrita. Hay evidencias históricas, geográficas, arqueológicas,
científicas, proféticas, etc. de que la Biblia no puede ser producto de la
mente humana. La Biblia es un libro de origen sobrenatural, que tiene un autor
intelectual, que es Dios mismo, el Creador del universo.
"Porque
la Palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos
filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los
tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón" Hebreos 4:12
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