martes, 19 de febrero de 2013

Hace mucho mucho tiempo...




La historia da comienzo en aquellos remotos días de la creación del mundo. El universo fue creado por el maravilloso poder de la palabra de Dios. Solo bastó que El lo ordenara para que se hiciera el firmamento, la tierra, el cielo, el mar, las criaturas vivientes, la naturaleza toda.
Pero la creación del hombre fue diferente. Dios quería crear un ser especial, parecido a El mismo, con algunas de sus propias características y formó al hombre del polvo de la tierra y le dio lo que a ninguna otra criatura le había dado: un alma inmortal y un espíritu divino.
El hombre ocupó el primer lugar en la creación. Dios le dio todo lo que necesitaba y le dio autoridad sobre los demás seres vivientes. Después, el Creador se dio cuenta de que no era bueno que el hombre estuviese solo y entonces creó a la mujer, de una costilla del cuerpo del hombre. Esta fue la primera pareja humana: Adán y Eva. De ellos proviene toda la raza humana, no de un proceso biológico, sino de un ser Superior: Dios el Creador.
Desde antes de crearlo, Dios amó al hombre y quiso tener una relación estrecha y personal con él, como la de un padre y su hijo. Tenía maravillosos planes para él, pero...

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