Te
envío esta carta hombre, que has endurecido tu corazón:
Con
mis propias manos yo te formé. A mi propia imagen te hice. De mi propio aliento
te infundí vida. Te hice un poco menor que los ángeles. Te coroné de gloria y
de honra. Te hice enseñorear sobre mi obra. Vivías feliz a mi lado. Te daba
todo lo que necesitabas, pero un día me diste la espalda. Fuiste arcilla
maleable en manos de mi enemigo, que diestro en su trabajo, te engañó, modificó
tu diseño y te acondicionó a su manera. Ya no podíamos estar juntos y te
alejaste de mí, te fuiste de mi lado con tu nuevo dueño.
Nunca
dejé de pensar en ti. Siempre quise que regresaras a mí, que nos
reconciliáramos. Mas, sabía que no podrías recuperar el lugar que
perdiste...pero existía alguien que podía recuperarlo por ti y no dudé en
enviártelo. Solo él podía pagar tu deuda: mi propio Hijo.
El
llegó a ti, en forma de hombre, vivió junto a ti, una vida de amor y bondad.
Venció todas las tentaciones que tú tienes a diario, demostrándote que el
hombre que depende totalmente de mí, se hace fuerte y puede vencer todas las
debilidades humanas. Pero muchos no creyeron en él y se volvieron contra él.
Fue torturado, humillado, maltratado en todos los aspectos y finalmente
crucificado. Pero aceptó valientemente el sacrificio, porque sabía que lo hacía
por ti. Su amor por ti fue mayor que el dolor de los azotes y los clavos que lo
atravesaron. Como manso corderito fue llevado al matadero, todo lo soportó
pensando en ti.
Pero
yo lo levanté de entre los muertos y ahora él vive y está sentado a mi diestra,
junto a mí, como tú podrás estarlo algún día, pero...He tocado a tu puerta y no
has querido abrir. Te he presentado a mi Hijo y no has querido recibirlo... ¿Acaso
fue su sacrificio en vano?...No desprecies el regalo que te ofrezco, yo no te
obligo a nada, tú tienes libertad para elegir dónde quieres ir después de que
tus días acaben en la tierra. Si quieres venir aquí conmigo, mi Hijo es el
único camino para llegar. Ábrele la puerta antes de que sea tarde y tú también
te convertirás en hijo mío. Te estaré esperando toda tu vida.
Tu
Creador.
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