“Allí murió Débora,
nodriza de Rebeca, y fue sepultada al pie de Betel, debajo de la encina, la
cual fue llamada Alón Bacut.” Génesis 35:8 RVA
A
veces quizá sientes que lo que haces no tiene importancia, que cualquiera lo
puede hacer, te sientes apocada, limitada, mediocre quizá, porque eres una
“simple ama de casa”. En esta sociedad moderna en donde la mujer ha llegado
lejos en el campo profesional y de los negocios, en el deporte, la política,
las artes y prácticamente todo lo que antes era exclusividad de los hombres,
ser una “simple ama de casa” llega a ser una vergüenza para muchas mujeres.
Pero a Dios no le interesan los títulos profesionales ni los puestos
importantes, a Él solo le interesa tu corazón.
Remontémonos
a los tiempos bíblicos, a Betel, cuando Jacob recién llegaba a esas tierras con
toda su familia y todos los que vivían con él. La Biblia menciona que por
aquellos días murió la nodriza de Rebeca, una mujer llamada Débora y que fue
sepultada al pie de Betel, bajo una encina, la cual desde entonces se llamó
Alón Bacut, lo cual quiere decir la encina del llanto. Débora había sido la
mujer que cuidó a Rebeca desde que era niña, ella era una criada. Seguramente
se le encomendó también cuidar a los hijos de sus amos y pasó toda su vida
sirviendo. Lo que es seguro es que fue una sierva fiel y querida, tanto que ya
se le consideraba parte de la familia, por lo que su muerte provocó las
lágrimas de la familia de Jacob y Rebeca. Tan sentida fue su partida que el
árbol bajo el cual fue enterrada mereció un nombre especial.
Dios
permitió que a Débora, el escritor de Génesis le dedicara un versículo dentro
de las Escrituras, ¿no es esto un honor excepcional para una simple criada?
Pero Dios conocía el corazón de Débora, que debe de haber sido una sierva fiel
y diligente, temerosa de Dios y Él quiso que se diese a conocer su nombre y su
función en la casa de Jacob. Aunque en Génesis 24:59 igualmente se hace
referencia a ella: “Y así, dejaron ir a su hermana Rebeca y a su nodriza, y
también al criado de Abrahán y a sus hombres”, pero no se menciona su nombre.
En
la Biblia podemos ver que hubo mujeres de Dios que hicieron grandes proezas,
mujeres valientes, decididas, que tuvieron un papel importante dentro de las
historias bíblicas, pero también podemos ver que Dios no se olvida de aquellas
quienes estuvieron detrás de esos grandes hombres y mujeres de Dios, cuyo papel
fue servirles, pero no por ello tienen menos importancia para Él.
Si
Dios concede el honor a Débora, nodriza de Rebeca, de ser conocida en Su
Palabra, ¿no quiere decir que para Él no importan títulos ni hazañas
sobresalientes? Entonces, reflexiona, si lo que tú haces es del agrado de Dios,
no importa lo que diga el mundo, no importa lo que diga la sociedad. Y puedes
estar segura de que encargarte de tu casa, de tus hijos y de tu esposo, es
totalmente del agrado de Dios, porque Dios mismo encomendó a la mujer tal noble
tarea. Así que cada vez que venga a tu mente la idea de que no eres nadie
porque no tienes una profesión o un puesto importante dentro de la sociedad, acuérdate
de Débora, la nodriza de Rebeca.
Angélica García Sch.
Angélica García Sch.
QUE HERMOSA HISTORIA Y REFLEXIÓN. DE VERDAD LAS MUJERES VALEN MUCHO Y ESO QUE MUCHOS DE NOSOTROS NO VALORAMOS ESAS CUALIDADES Y VIRTUDES PERO CUANDO LEEMOS LA PALABRA DE DIOS, ELLA NOS ENSEÑA COSAS MARAVILLOSAS QUE DEBEMOS Y PODEMOS HACER.
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