Una
persona que había recibido a Cristo recientemente decía que no sentía nada
especial. Pensaba que tal vez, Cristo no había entrado en su corazón cuando
había hecho la oración y se sentía triste por eso. Quizá a ti te ha ocurrido lo
mismo, quizá también tengas dudas al respecto. Pero si hiciste una oración de
corazón, puedes tener la seguridad de que El ya está morando en tu corazón.
¿Por qué esa seguridad?...porque El no miente. Cristo, en Apocalipsis 3:20, dice:"
He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta,
entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo". Esta es una promesa y El
siempre cumple sus promesas.
Desde el
momento en que tú lo invitaste a entrar en tu corazón, El está allí y nunca te
abandonará.
Pon tu
confianza en su promesa y no en tus sentimientos. Convertirte en cristiano significa
que vivirás por fe en la fidelidad de Dios y
en la verdad de Su Palabra. Confiarás en Sus promesas y descansarás en
ellas. Tus sentimientos te pueden llevar a dudar, a desconfiar, a confundirte,
no puedes basar tu seguridad en ellos. La única seguridad te la puede dar el
Señor mismo, que irá junto a ti en tu camino.
Cristo
está viviendo en ti y esto significa que respondió a tu oración. Por lo tanto
también perdonó tus pecados: "En quien tenemos redención por su sangre, el
perdón de pecados" (Colosenses 1:14) y te hizo un hijo de Dios: "Mas
a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad
de ser hechos hijos de Dios" (Juan 1:12). Déjalo que comience su obra en
ti. Solo déjalo actuar, no te dejes atemorizar por la idea de que nada sucedió.
Está sucediendo. No tienes que sentir nada extraordinario, solo confiar. Hazte
amigo(a) de Su Palabra y no dejes de hablar con El todos los días. Poco a poco
irás notando el cambio en ti. Poco a poco irás conociéndolo más y más y esos
sentimientos de duda se irán disipando.
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