viernes, 15 de febrero de 2013

¿Qué hay que sentir?



Una persona que había recibido a Cristo recientemente decía que no sentía nada especial. Pensaba que tal vez, Cristo no había entrado en su corazón cuando había hecho la oración y se sentía triste por eso. Quizá a ti te ha ocurrido lo mismo, quizá también tengas dudas al respecto. Pero si hiciste una oración de corazón, puedes tener la seguridad de que El ya está morando en tu corazón. ¿Por qué esa seguridad?...porque El no miente. Cristo, en Apocalipsis 3:20, dice:" He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo". Esta es una promesa y El siempre cumple sus promesas.
Desde el momento en que tú lo invitaste a entrar en tu corazón, El está allí y nunca te abandonará.
Pon tu confianza en su promesa y no en tus sentimientos. Convertirte en cristiano significa que vivirás por fe en la fidelidad de Dios y  en la verdad de Su Palabra. Confiarás en Sus promesas y descansarás en ellas. Tus sentimientos te pueden llevar a dudar, a desconfiar, a confundirte, no puedes basar tu seguridad en ellos. La única seguridad te la puede dar el Señor mismo, que irá junto a ti en tu camino.
Cristo está viviendo en ti y esto significa que respondió a tu oración. Por lo tanto también perdonó tus pecados: "En quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados" (Colosenses 1:14) y te hizo un hijo de Dios: "Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios" (Juan 1:12). Déjalo que comience su obra en ti. Solo déjalo actuar, no te dejes atemorizar por la idea de que nada sucedió. Está sucediendo. No tienes que sentir nada extraordinario, solo confiar. Hazte amigo(a) de Su Palabra y no dejes de hablar con El todos los días. Poco a poco irás notando el cambio en ti. Poco a poco irás conociéndolo más y más y esos sentimientos de duda se irán disipando.


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