martes, 19 de febrero de 2013

Tocan a tu puerta



¿Qué significa recibir a Cristo?
Supongamos que un día te vas a nadar al mar y te viene un terrible calambre, que te impide seguir nadando. No puedes llegar a la playa y manoteas desesperadamente, pero nadie acude en tu auxilio. De pronto, cuando ya no tienes fuerzas para mantenerte a flote y estás a punto de perder el sentido, sientes unos brazos que te levantan y ya no sabes nada más. Despiertas en un hospital, te repones en un tiempo corto y te puedes ir a casa. Tú quieres conocer a la persona que te salvó, quieres agradecerle, pero nadie te supo dar referencias.
Días más tarde, tocan a tu puerta, vas a abrir y te encuentras con un desconocido que te dice familiarmente: "Hola, me alegro de verte bien"... Tú lo miras desconcertado y él te dice: "Yo soy quien te sacó del agua el otro día que te estabas ahogando"... ¿Cómo reaccionarías? ¿Lo invitarías a entrar o lo dejarías ahí afuera? ¡Nadie podría ser tan descortés y desagradecido con quien le salvó la vida! Sin duda, le abrirías la puerta y lo invitarías a entrar. Lo considerarías un amigo.
Jesús fue quien dio su vida para que tú te salvaras de la condenación del pecado. ¿Lo invitas a entrar en tu corazón o lo dejas afuera? Recibir a Cristo es dejarlo entrar a tu vida. Es reconocer que es tu Salvador. Es hacerte su amigo.
"Mira que estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré, y cenaré con él, y él conmigo", te dice Jesús.

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