¿Qué
significa recibir a Cristo?
Supongamos
que un día te vas a nadar al mar y te viene un terrible calambre, que te impide
seguir nadando. No puedes llegar a la playa y manoteas desesperadamente, pero
nadie acude en tu auxilio. De pronto, cuando ya no tienes fuerzas para
mantenerte a flote y estás a punto de perder el sentido, sientes unos brazos
que te levantan y ya no sabes nada más. Despiertas en un hospital, te repones
en un tiempo corto y te puedes ir a casa. Tú quieres conocer a la persona que
te salvó, quieres agradecerle, pero nadie te supo dar referencias.
Días
más tarde, tocan a tu puerta, vas a abrir y te encuentras con un desconocido
que te dice familiarmente: "Hola, me alegro de verte bien"... Tú lo
miras desconcertado y él te dice: "Yo soy quien te sacó del agua el otro
día que te estabas ahogando"... ¿Cómo reaccionarías? ¿Lo invitarías a
entrar o lo dejarías ahí afuera? ¡Nadie podría ser tan descortés y
desagradecido con quien le salvó la vida! Sin duda, le abrirías la puerta y lo
invitarías a entrar. Lo considerarías un amigo.
Jesús
fue quien dio su vida para que tú te salvaras de la condenación del pecado. ¿Lo
invitas a entrar en tu corazón o lo dejas afuera? Recibir a Cristo es dejarlo
entrar a tu vida. Es reconocer que es tu Salvador. Es hacerte su amigo.
"Mira que estoy a la puerta y llamo. Si alguno
oye mi voz y abre la puerta, entraré, y cenaré con él, y él conmigo", te
dice Jesús.
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