viernes, 29 de marzo de 2013

La verdadera juventud


Elena es una mujer que está a punto de cumplir los cincuenta, el medio siglo, el tostón, como dicen en México. A medida de que se acerca la fecha, se pone más y más histérica. Ella es una de esas mujeres que les horroriza la idea de envejecer.
En sus intentos por detener el paso del tiempo, invierte grandes cantidades de dinero a costa del bolsillo de su pobre marido. Tratamientos rejuvenecedores, revitalizadores, antiarrugas, etc. y hasta dos cirugías plásticas para poner algunas cosas en su lugar, se ha practicado. Por supuesto que a nadie le dice su verdadera edad y si a alguno de sus hijos o a su esposo, se le sale delante de extraños, ¡pobre de él!...
El pero enemigo de las mujeres como Elena, es su propio miedo a envejecer. Aunque en estos tiempos la preocupación por la edad y la apariencia física, no se limita solo a las mujeres...muchos varones también tienen esta preocupación. Vivimos dentro de una sociedad que califica a las personas, más por su apariencia física, que por sus valores morales. Los medios de comunicación han establecido un patrón de belleza y juventud, que está fuera del alcance de la gran mayoría. Nos muestran maniquíes vivientes de menos de 45 kilos, de cutis perfecto y cabello esplendoroso, irradiando juventud a raudales. ¡Y qué decir de la moda! Las modas de hoy mandan que las mujeres cada día muestren más de su anatomía, como si esto fuese necesario para obtener una buena calificación como mujer. Minifaldas hechas con diez centímetros de tela, ombligos de fuera... ¡y qué trajes de baño, mostrando toda la retaguardia!, hay que tener cero celulitis. Con esta moda hay que verse superdelgada, para no ofender la vista de los demás y claro, hay que verse super joven también, cosa muy traumática para muchas.
Bueno, hay que cuidar la apariencia y tratar de mejorarla, eso es indiscutible, pero debe ser de acuerdo a nuestra edad. Es patético ver a muchas cuarentonas y hasta cincuentonas, disfrazadas de jovencitas. Pintadas como para carnaval, con unas minis que dejan ver lo que antes fueron piernas y hasta con escotes en los que los encantos del pasado, descendieron al abismo. El paso del tiempo debe significar un atesoramiento de experiencias y sabiduría, que solo se adquieren con los años. Hay que estar consciente y aceptarse tal como uno es, eso es señal de madurez. Una persona que no se acepta a sí misma ni a su edad, es una persona insatisfecha, nunca será feliz.
Para afrontar con éxito el paso del tiempo, es necesario un buen equilibrio entre lo interno y lo externo. De nada sirve tener una buena apariencia física y ser muy joven, si se tiene un corazón arrugado por la amargura. No hay tratamiento de belleza ni cirugía plástica que pueda corregir esto. Tenemos que aceptarnos a nosotras mismas, tal como somos y los demás también nos aceptarán. Una persona vale por lo que es, no por lo que aparenta ser, ni por lo que tenga, ni por lo que haga...Cada etapa de la vida tiene su encanto y hay que disfrutarla en plenitud. La juventud se lleva por dentro. Aunque pasen los años, si te sientes joven, ¡eres joven!, porque la verdadera juventud se lleva en el corazón.

Angélica García Sch.

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