Todos
hemos experimentado alguna vez lo que es la ansiedad. Es una sensación muy
desagradable, que llega a provocar alteración del ritmo cardíaco arrugas,
úlceras, pero principalmente, oprime el espíritu y lacera el alma. Pero la
ansiedad es producto de la mente y puede ser controlada con una transformación
del pensamiento.
Hay
diferentes tipos de ansiedad. Una es la que se origina en el pasado:
sentimientos de culpa, malos recuerdos, resentimientos, frustraciones, etc. Hay
personas que no pueden olvidar o no quieren olvidar. Son lo que llamamos:
amargados. Se amargan el presente por lo malo de su pasado.
El
otro tipo de ansiedad es la del presente. La de las preocupaciones cotidianas,
como las necesidades materiales, la salud, los hijos, la pareja, etc. Es la más
común. Mucha gente vive a las carreras, siempre con prisa, por falta de
organización, esto provoca ansiedad. También el desorden, la desidia, la
impuntualidad, en fin, malos hábitos que hacen que las cosas no salgan bien.
La
otra ansiedad es la de la especulación del futuro. La incertidumbre hacia el
futuro es motivo de ansiedad para muchas personas. Se atormentan en vano
imaginando situaciones difíciles y problemas que aun no suceden y que quizá
nunca lleguen a ocurrir.
Ninguna
de estas tres clases de ansiedades es justificada. Vivir reciclando un pasado
doloroso, es absurdo. Lo que pasó, pasó, no va a cambiar, hay que dejarlo ir,
tirarlo a la basura como algo inservible. Cuando hacemos una limpieza general
en casa, guardamos lo que nos trae bonitos recuerdos, pero tiramos lo que no
sirve para nada, así debemos de hacer con nuestra alma, una limpieza general y
guardar solo los bonitos recuerdos.
Vivir
preocupados por lo cotidiano, tampoco es muy inteligente. Siempre he dicho que
la mejor manera de solucionar un problema, es evitarlo. Hay que formarnos
buenos hábitos que nos eviten situaciones difíciles, como la puntualidad, el
cuidado de la salud, educar bien a los hijos, ahorrar, etc. Se presentan
imprevistos sí, pero serán menos agobiantes si no se nos juntan con algo más,
que se pudo haber evitado.
La
ansiedad a futuro es la más inútil. No podemos vivir angustiados por el futuro.
Hay que trabajar en el presente, lo que sembremos hoy, cosecharemos mañana. Una
buena siembra, garantiza una buena cosecha. Y sobretodo hay que confiar,
confiar en ese ser superior para el cual no hay nada imposible. Termino con una
pequeña historia:
Una
niña viajaba por primera vez en avión. Su papá era el piloto de ese vuelo. Era
de noche y cruzaban el océano, cuando se desencadenó una terrible tormenta. La
sobrecargo ajustó el cinturón de seguridad de la niña, que se despertó y le
preguntó: "¿Está mi papá piloteando el avión?", la sobrecargo le
respondió: "Sí, él está al mando". Entonces la niña sonrió y
tranquilamente se volvió a dormir. Cuando dejamos que nuestro Padre esté en la
cabina de mando y maneje los controles de nuestra vida, podemos mantenernos en
completa paz y confianza, aun si estamos en medio de una terrible tormenta.
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