viernes, 29 de marzo de 2013

Yo estoy bien así


"Hay camino que al hombre le parece derecho; pero su fin es camino de muerte" Proverbios 14:12
Cuando un cristiano presenta el evangelio, se encuentra con diferentes reacciones de parte de las personas, pero todos coinciden en algo: todos piensan que están bien así como están, con su religión o creencia. La mayoría opina que con seguir la religión de sus padres basta y "cambiarse de religión" es algo inaceptable. Sería como una traición, sienten que no deberían ir en contra de la tradición familiar.
"Yo estoy bien así", es una declaración que muestra conformismo, en lugar de convicción. El miedo al cambio, las tradiciones, la ignorancia de la Palabra de Dios, son los puntos claves para que el evangelio sea rechazado por muchas personas. Nadie piensa que sus padres y antepasados pudieron haber estado equivocados. Nadie intenta comprobar si las enseñanzas que recibió desde niño, eran las correctas. Una equivocación que pasa de generación en generación, termina por convertirse en una verdad aceptable ante el mundo.
Cuando conocemos al Señor, El abre nuestros ojos espirituales, los cuales estaban cerrados por el desconocimiento de la verdad bíblica. Entonces podemos ver lo que antes no veíamos. Dice la Palabra: "Sabiendo que fuisteis rescatados de nuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro y plata..." (1 Pedro 1:18).
Quien dice "yo estoy bien así" y no quiere escuchar a los mensajeros del evangelio, le da la espalda a Dios, que es quien los envía. Es una posición muy cómoda, pero inconveniente. Recibir las buenas nuevas y recibir a Cristo, equivale a hacer un compromiso y hay muchas personas en este mundo que eluden comprometerse. Cuando conocemos las verdades bíblicas, nos damos cuenta de que Dios no es un ser inalcanzable, lo tenemos al alcance de nuestro corazón, tan cerca que nos puede oír. Es un compromiso hablarle todos los días, pero muchos solo quieren hacerlo los domingos.
Es fácil decir "yo estoy bien así", pues sin saber lo que Dios dice, nuestra actitud hacia el pecado resulta bastante cómoda. El arrepentimiento viene a ser ignorado y creemos que no estamos haciendo nada malo, si hacemos lo que todo el mundo hace. La Palabra dice: "Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios (Romanos 3:23). Al decir "yo estoy bien así", estamos queriendo agradar más a los hombres que a Dios. No queremos dejar las tradiciones familiares, porque ¡qué dirán los parientes! Nos preocupa quedar bien con la familia, el qué dirán. Pero escudarse en las tradiciones familiares no es más que un pretexto. Jesús estuvo en contra de las tradiciones y eso finalmente le costó la vida. Los fariseos estaban en su contra porque él no iba con las tradiciones, sino con las enseñanzas de su Padre solamente. Jesús marchaba en contra de la corriente fariseica, los fariseos no tenían como eje central a Dios, sino a sus propias ideas y teorías, es decir, quebrantaban el primer mandamiento, anteponiendo sus reglas y tradiciones. El error más grande que cometen quienes se guían por las tradiciones, es negarle a Dios la oportunidad de que transforme sus vidas. Si piensan que están bien así, Dios no va a hacer ninguna transformación, porque El no obra en contra de la voluntad de nadie.
El papel de las religiones en el mundo, es suplir las necesidades espirituales del hombre, pero nunca una religión va a transformar la vida de un hombre. Solo Jesús puede hacerlo. El hombre quiere vivir su vida sin que nadie intervenga, pero ese no es el plan de Dios. Las religiones son producto del pensamiento humano, a conveniencia del hombre. Solo la Santa Palabra de Dios, declara ser la verdad, Dios mismo es su autor, no puede haber verdad en las tradiciones humanas. Nadie puede decir que está bien basándose en las tradiciones y sin haber conocido la verdad de la Palabra del único y verdadero Dios, Creador de este mundo.
"Este pueblo de labios me honra, mas su corazón, está lejos de mí. Pues en vano me honran, enseñando como doctrinas mandamientos de hombres" Marcos 7.6-7

Angélica García Sch.

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